La zona costa del estado de Baja California, donde se asienta la mayor parte de la agricultura de exportación del estado, presenta un clima seco Mediterráneo Templado, de muy baja precipitación anual. Es esta condición la que ha limitado la agricultura de la zona por los últimos, al menos, 15 años. La creciente actividad agrícola de los años ochenta y noventa aunado a la situación de sequía crónica, propicio la salinización de los acuíferos, los cuales presentan intrusión marina. Esta situación obligo a los agricultores de región a incursionar en tecnologías de desalación de agua y de agricultura protegida, para hacer frente a este nuevo panorama de falta de agua.

El problema de falta de agua es tan grave que la superficie plantada paso de 28,000 hectáreas en 1985 a 7,900 en el 2015, lo cual representa una caída del 72 %. La condición del acuífero es directamente proporcional con la superficie antes mencionada de tal forma que, en la actualidad, la salinidad en algunas zonas es ya cercana a la del agua de mar y los volúmenes que se obtienen de los pozos, no son suficientes para alimentar las plantas de osmosis inversa instaladas en la región.

Ante esta situación y la imposibilidad de las empresas de mantener un crecimiento sostenido por la falta de agua, la única opción que aparece es la desalación de agua de mar. Esta solución reduciría sustancialmente la presión que actualmente tiene el acuífero y permitiría a las empresas del valle planear operaciones a largo plazo, sin depender de las escasas precipitaciones.

En base a este panorama el Consejo Agrícola de Baja California (CABC) propuso en el mes de febrero del presente al director de CONAGUA Mtro. Roberto Ramírez de la Parra, una propuesta para la creación del primer Distrito de Riego de Agua de Mar del país, que contempla la instalación de cuando menos tres sistemas, consistentes en una toma de agua de mar y una descarga de salmuera cada uno, distribuidas en todo el valle para beneficiar un total de seis mil hectáreas. En este proyecto el gobierno federal se comprometería a realizar los estudios e instalar las tomas y descargas, y los agricultores del Valle a instalar las desaladoras correspondientes.

Es importante mencionar que la complicación en la instalación de una desaladora de agua de mar radica en la elaboración de los estudios (especialmente los oceanográficos) y en la obtención de los permisos ambientales como lo es el manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), así como en las modelaciones computarizadas para la toma y descarga, y los corres-pondientes permisos de CONAGUA.

Esta inversión federal detonaría nuevamente la actividad agrícola de la región y beneficiaria a productores de todos los tamaños, generaría más de 30,000 empleos directos y alrededor de 20,000 indirectos.

Por último, es muy importante, mencionar que para lograr la implementación de este pro-yecto se requiere del compromiso de todos los agricultores involucrados, porque es esto lo realmente le dará viabilidad al proyecto.

Ing. Ernesto Guevara Saucedo
Director de Desarrollo de Negocios
Berrymex Baja